viernes, 4 de noviembre de 2011

Me mentiste con tu manso caminar,
y me ilusionaste
hasta que ya no pude más,
y ahora me dejas con tu hipócrita necedad,
mas ¿como olvidaré éste verso?
si nunca te podré olvidar,
fuiste mi única morada,
la de un manso despertar,
pues eres la rosa
en ésta eterna necedad,
 nunca te podré olvidar grato amorío,
aunque tu lo hayas hecho ya,
pues jamás pensaste
en éste infierno sin final,
y tu amor se concentró en la rosa,
siendo ésta mi única mitad,
mas éste amor se terminó en la espina
la que terminó con mi final,
  mas la rosa del clavel no tiene espinos,
siendo éste tu único disfraz,
pues interferiste en éste fiel destino,
que buscaba a una mujer para soñar,
pues reemplazaste a la musa del camino,
siendo ésta mi única eternidad,
pues engañaste a la ninfa del destino,
solo para que mi musa no me logre reencontrar,
haciendo de mi un cruel espíritu,
que ahora llora por tu amor que acabará,
pues sin querer te confundí con mi musa
en el camino,
a la que realmente debí de encontrar,
para entrar a éste fiel destino,
que era el amor de pareja inmortal.

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